Alyn Valbuena y David Leguízamo
E06 N056 Ej.1
El cautiverio
Parada 6
La violencia de la esclavización
Salón Santo Tomás / Sala Fundadores acondiciones extremadamente adversas.
Por otro lado, los victimarios actuaban dentro de una estructura racial jerarquizada que sistemáticamente despreciaba y degradaba las vidas de personas indígenas y de origen o ascendencia africana. Aunque estos victimarios pueden haber actuado de acuerdo con las normas de su grupo social, esto no justifica sus acciones ni exime su responsabilidad en perpetuar un sistema inhumano.
Esta parada nos invita a realizar un examen honesto y abierto de la extrema crueldad asociada a la esclavización, que hoy en día es reconocida como un crimen de lesa humanidad. La cuestión de la crueldad y la violencia puede ser analizada desde la perspectiva de las víctimas y los victimarios.
Por un lado, las personas esclavizadas, a pesar de enfrentar una brutal deshumanización impuesta por el sistema esclavista, lucharon por mantener su humanidad y dignidad en
Alyn Valbuena y David Leguízamo
¿Cuales son las huellas de violencia que quedan consignadas en los archivos?
La violencia cruda no aparece de manera inmediata en los registros oficiales del Colegio Mayor. Sin embargo, diversas fuentes dejan en claro los horrores y la deshumanización que implicaba la esclavización
En esta parada, exploramos 4 casos que dan cuenta de diferentes tipos de violencia: el de Francisco, el de María Antonia, el de un joven esclavizado que se enfermó en Calandaima y el de una madre y sus dos hijos esclavizados por el Colegio Mayor del Rosario.
Seguidamente, proponemos una reflexión ética sobre los beneficios y perjuicios de hablar sobre la violencia extrema en la historia.
“vendo al dicho Martín Polo por libre de derechos reales, censo, enajenación, ni empeño tácito, ni expreso especial, ni general, y marcado con el del margen y con sus tachas y defectos de ladrón, borracho y cimarrón, alma en boca y costal en huesos y por sano de sus miembros (…)”. Francisco Campo, “Escritura de venta del esclavo Francisco por Francisco del Campo” (Universidad del Rosario, Archivo Histórico, 1736), f. 316r, Caja 3, folios 316-317, https://repository.urosario.edu.co/handle/10336/11357.
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1. Mayor: ver más en Miguel Francisco de Ledesma, “Escritura de venta del esclavo Francisco por Miguel Francisco de Ledesma” (Universidad del Rosario, Archivo Histórico, 1730), Caja 3, folios 309-313, https://repository.urosario.edu.co/items/97fd52e7-c8f7-418d-b99a-48ec3a63c4f2; Francisco Campo, “Escritura de venta del esclavo Francisco por Francisco del Campo” (Universidad del Rosario, Archivo Histórico, 1736), Caja 3, folios 316-317, https://repository.urosario.edu.co/handle/10336/11357; Sebastián Rodríguez Raygada, “Escritura de venta del esclavo Francisco por Sebastián Rodríguez Raygada” (Universidad del Rosario, Archivo Histórico, 1736), Caja 3, folios 314-315, https://repository.urosario.edu.co/items/6c848ad5-a6b1-4194-b134-58567ec172e5/full; Martín Polo Caballero, “Escritura de venta de los esclavos Francisco y María Antonia por Martín Polo Caballero” (Universidad del Rosario, Archivo Histórico, 1738), Caja 3, folios 337-342, http://repository.urosario.edu.co/handle/10336/11362.
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Caso 1
Francisco (1730 – 1738)
El caso de Francisco muestra una de las formas más evidentes de la violencia de la esclavización, a saber: los maltratos físicos.
Una de las formas de maltratar físicamente a las personas esclavizadas fue a través de las carimbas. Se trataba de marcas que se les hacían en la piel a las personas esclavizadas con el fin de indicar la propiedad legal de una persona o institución.
Los documentos del Archivo Histórico muestran que Francisco fue esclavizado por varias personas desde 1730, antes de ser vendido al Colegio Mayor del Rosario en 1738. En tres de las escrituras se indica que Francisco tenía una marca herrada en su piel, la cual se reprodujo en el margen de los folios.
2. Mina: La “casta mina” hace referencia a una denominación metaétnica que se refiere al puerto de “fundación” portuguesa de San Jorge de Elmina, ubicado en la actual Ghana. Los “mina” solían ser denominados como tal por haber sido adquiridos en este lugar. María Carmen Navarrete y María Cristina Egido indican que las personas que fueron comercializadas allí venían de tierras del interior y posiblemente eran pertenecientes a las etnias ashanti, fanti y gwa. Así, si bien la fuente primaria no especifica más indicadores de procedencia étnica, el caso de Francisco nos permite trazar algunas huellas de africanía. No sabemos dónde nació Francisco, pero se puede considerar que sus ancestros provenían de la región de Ghana. Ver más en María Cristina Egido Fernández, “Léxico de la esclavitud en documentación americana: relaciones de bienes (siglos XVII-XVIII)”, Revista Internacional de Lingüística Iberoamericana 10, núm. 2 (2016): 38, http://www.jstor.org/stable/23722469; María Cristina Navarrete, Génesis y Desarrollo de la Esclavitud en Colombia. Siglos XVI y XVII (Cali: Programa Editorial Universidad del Valle, 2005), 104; Miguel Francisco de Ledesma, “Escritura de venta del esclavo Francisco por Miguel Francisco de Ledesma” (Universidad del Rosario, Archivo Histórico, 1730), Caja 3, folios 309-313, https://repository.urosario.edu.co/items/97fd52e7-c8f7-418d-b99a-48ec3a63c4f2.
Las personas esclavizadas perdieron Mayor del Rosario (en cabeza de Francisco Javier Tello). Se puede asumir que Francisco se desplazó durante estos años entre diferentes provincias, pues las escrituras fueron otorgadas en lugares distantes, como Tamalameque, Honda y Sogamoso.
Cuando Raygada compró a Francisco en 1735, ya se indicaba que él, a sus 13 años, tenía una marca en su piel. Así, cuando Francisco fue vendido al Colegio del Rosario en 1738 –junto con una joven llamada María Antonia– ya había sido marcado con una carimba.
3. Tello: Miguel Francisco de Ledesma, “Escritura de venta del esclavo Francisco por Miguel Francisco de Ledesma” (Universidad del Rosario, Archivo Histórico, 1730), Caja 3, folios 309-313, https://repository.urosario.edu.co/items/97fd52e7-c8f7-418d-b99a-48ec3a63c4f2; Sebastián Rodríguez Raygada, “Escritura de venta del esclavo Francisco por Sebastián Rodríguez Raygada” (Universidad del Rosario, Archivo Histórico, 1736), Caja 3, folios 314-315, https://repository.urosario.edu.co/items/6c848ad5-a6b1-4194-b134-58567ec172e5/full; Francisco Campo, “Escritura de venta del esclavo Francisco por Francisco del Campo” (Universidad del Rosario, Archivo Histórico, 1736), Caja 3, folios 316-317, https://repository.urosario.edu.co/handle/10336/11357; Martín Polo Caballero, “Escritura de venta de los esclavos Francisco y María Antonia por Martín Polo Caballero” (Universidad del Rosario, Archivo Histórico, 1738), Caja 3, folios 337-342, http://repository.urosario.edu.co/handle/10336/11362.
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Con base en las escrituras de compra y venta que reposan en el Archivo Histórico de la Universidad del Rosario, podemos decir que Francisco era de ascendencia africana. Es probable que los ancestros de Francisco hubieran sido comercializados en la región de Ghana actual, pues un documento indica que Francisco era de “casta mina”.
También sabemos que, entre los 8 y los 16 años, Francisco pasó por al menos 6 esclavistas: Antonio de Perozo, Miguel de Ledesma, Juan Sebastián Rodríguez Raygada, Francisco del Campo, Martín Polo Caballero y el Colegio
María Antonia era hija de una mujer esclavizada en la casa de José Angarita en Guanaguanare, en la Provincia de Caracas. En la escritura de venta a Polo Caballero, se decía que María Antonia era “producto de una esclava”, una expresión que muestra la profunda deshumanización de María Antonia; ella no era vista como la hija de una mujer humana, sino un como un producto.
“en cualquier manera es a saber una negra esclava criolla sujeta a servidumbre, llamada María Antonia, de edad de 17 años, la cual fue producto de una esclava de Joseph de Angarita, vecino de la ciudad del Espíritu Santo de Guanaguanare, en la provincia de Caracas”.
Diego Florido, “Escritura de venta de la esclava María Antonia por Diego Florido” (Universidad del Rosario, Universidad del Rosario, 1738), Caja 3, folios 321-324, http://repository.urosario.edu.co/handle/10336/11359; Martín Polo Caballero, “Escritura de venta de los esclavos Francisco y María Antonia por Martín Polo Caballero” (Universidad del Rosario, Archivo Histórico, 1738), Caja 3, folios 337-342, http://repository.urosario.edu.co/handle/10336/11362.
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Caso 2
María Antonia (1736-1738).
María Antonia fue la joven a quien vendieron con Francisco al Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario en 1738. Se estima que ella nació en 1721, en el actual territorio de Venezuela.
María Antonia fue vendida con Francisco por el arquitecto Martín Polo Caballero, quien había comprado
a los adolescentes a esclavistas diferentes. Previamente, María Antonia había sido esclavizada por el cura de San José de Pore, Diego Florido.
A partir de este caso podemos destacar otra cara de la violencia de la esclavización: como le sucedió a Francisco, María Antonia fue objetivizada y vendida múltiples veces en poco tiempo, sin consideración consecuencias como la separación familiar y la ruptura forzada de vínculos que ella pudo haber establecido con otras personas (esclavizadas o libres). Los documentos relativos a las compras y ventas de María Antonia muestran una violencia legal que transformaba a las personas en mercancías y las hacía víctimas de otras formas de violencia. En dos años (1736-1738), María Antonia fue comprada y vendida por cinco esclavistas: José Angarita, Francisco Soto, Diego Florido, Martín Polo Caballero y el Colegio Mayor del Rosario. Aproximadamente a los 14 años, María Antonia fue separada de su madre, para posteriormente ser vendida en otras provincias, tales como los Llanos y Tunja.
“Por cuanto en dicho colegio está un mulatillo inhábil de poder servir al colegio por una enfermedad de lepra que padece la que se le aumenta en el trapiche; y no tiene mejoría en tierra fría… atentos a mirar por el útil del colegio y su mayor adelantamiento, a que se venda dicho mulato, convirtiendo la cantidad que por el dieren; en mulas, u otro aperos que den provecho al colegio”.
Juan de Mosquera Nuguerol y Sotelo, “Libro de Actas de Consiliatura 1667 - 1719” (Universidad del Rosario, Archivo Histórico, 1668), f. 190r, Caja 2, folios 166-195, http://repository.urosario.edu.co/handle/10336/10561.
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Caso 3
Un joven enfermo (1697)
El tercer caso que queremos presentar ilustra la falta absoluta de preocupación por el bienestar de las personas esclavizadas.
En un acta de consiliatura de 1687 se menciona a un joven esclavizado en Calandaima, quien no podía trabajar porque sufría de la lepra. Su enfermedad – dice la fuente – aumentaba en el trapiche y no mejoraba en tierras frías. Los directivos del Colegio Mayor del Rosario demostraron más preocupación por los intereses financieros de la institución que por las condiciones de salud del joven. Decidieron venderlo, “convirtiendo la cantidad que por él dieren; en mulas, u otros aperos que den provecho al colegio”.
La falta de compasión y empatía hacia el sufrimiento refleja la crueldad y deshumanización inherente al sistema esclavista. Esclavos:
-Ignacio de veintinueve quince p
-Joaquina negra de 93 cuarenta p
-Agustina de cincuenta en seis p
-José María Caraballo veintiséis años en doscientos p
-Valentín mulato llano veintiuno en seis p
-Maria Julia veintiuno en ciento cincuenta p
-Juan José de veintidós años en doscientos p
-Alfonsa negra de veintiuno años en 21 p
-Maria Concepción y su hija en cincuenta p
-Jose Tovar y su hijo de ocho meses en quarenta
-Lorenzo Mulato de dos años ciento cincuenta
-Maria Adriana de diecinueve ciento cincuenta
Cayetano Sotomayor, “Expediente sobre donación y avalúos de la hacienda de San Miguel” (Universidad del Rosario, Archivo Histórico, 1801), f. 619r, Caja 91, folios 615-622, http://repository.urosario.edu.co/handle/10336/14094.
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Caso 4
Alfonsa, María Concepción y José Tomás (1801)
Alfonsa era una madre de 21 años, quien fue esclavizada por el Colegio Mayor del Rosario. Sus hijos, María Concepción y José Tomás, también fueron esclavizados. José Tomás tenía tan solo 8 meses de vida.
Esta familia aparece en un inventario de 1801, que pone en evidencia la realidad de la "relación de propiedad" que existía entre los amos esclavistas y las personas esclavizadas
En este documento, Alfonsa, María Concepción y José Tomás figuran como si fueran simples objetos, enumerados junto a otros "bienes" de la hacienda, y cada uno de ellos tiene un precio monetario asociado: Alfonsa está valuada en 200 pesos, María Concepción en 50 pesos y José Tomás en 40 pesos. Esta cosificación de seres humanos refleja la completa deshumanización impuesta por el sistema esclavista.
4. Rafael Antonio Díaz Díaz, Esclavitud, región y ciudad: el sistema esclavista urbano-regional en Santafé de Bogotá, 1700-1750 (Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 2001); Rafael Antonio Díaz Díaz, “Entre la cohesión y la disolución: la familia esclava en el área urbano-regional de Santafé de Bogotá, 1700-1750. Estudio preliminar”, Memoria Y Sociedad 1, núm. 12 (2014): 5–18, https://revistas.javeriana.edu.co/index.php/memoysociedad/article/view/7598
Las personas esclavizadas eran privadas de sus vínculos sanguíneos formales y legales con sus ancestros y descendientes. La esclavización también implicó la ruptura de sus vínculos con otros grupos o localidades, ya que los esclavistas decidían arbitrariamente sobre sus vidas, despojándolos de cualquier sentido de comunidad o pertenencia más allá de su relación con el dueño.
5. Orlando Patterson, Slavery and Social Death (Londres: Harvard University Press, 1982).
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La dislocación de familias esclavizadas
Uno de los impactos más devastadores de la esclavización fue la dislocación de las familias de origen o ascendencia africana.
Aunque las uniones maritales eran permitidas en el contexto esclavista, esto no se debía a un reconocimiento del derecho a formar una familia, sino a la conveniencia de los esclavistas amos, ya que les permitía aumentar el número de personas disponibles para la explotación.
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David Leguízamo
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Aunque Alfonsa era la madre de José Tomás y María Concepción, ella no tenía la custodia sobre sus hijos. Si los esclavistas lo decidían, ella podía perder a su familia.
Las fuentes no permiten saber qué sucedió con José Tomás y María Concepción. Sin embargo, es posible que ellos hayan sido vendidos en algún momento de su infancia.
6. Por ejemplo, Dennis Valdés encontró que, para el caso de México, la separación de los niños de sus madres solía hacerse entre los 6 y 7 años de vida. Ver más en Dennis N. Valdés, “The Decline of Slavery in Mexico”, The Americas 75, núm. S1 (2018): 167–94, https://muse.jhu.edu/article/714749.
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7. Ver el caso 4. Alfonsa, María Concepción y José Tomás (1801).
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Reflexión
Sin embargo, es importante reconocer que muchas personas esclavizadas lucharon incansablemente por construir y mantener sus familias, a pesar de las adversidades y la brutalidad del sistema esclavista. Un ejemplo de esto es el caso de José del Rosario y Josefa, quienes, a pesar de encontrarse en una situación de esclavitud esclavización, lograron tener dos hijos
y buscaron mantener unidas a sus familias, a pesar de las dificultades que enfrentaron.
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8. Rafael Díaz menciona varios casos de madres que decidieron fugarse en un intento desesperado para intentar salvaguardar los lazos con sus hijos. Queremos destacar el caso de Micaela, quien alrededor de 1740 huyó después de la venta de su hija, de apenas un año. Ver más en Rafael Antonio Díaz Díaz, Esclavitud, región y ciudad: el sistema esclavista urbano-regional en Santafé de Bogotá, 1700-1750 (Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 2001), 162.
Aunque algunas familias esclavizadas pudieron experimentar momentos de felicidad y unión, también es probable que hayan enfrentado dramáticas separaciones debido a la compra y venta.
La crueldad del sistema esclavista se extendía a todos los miembros de las familias, incluyendo a los niños, quienes eran considerados "esclavizados" antes que "niños".
Los casos de María Concepción y José Tomás, así como el de tantos otros niños esclavizados, nos confrontan con la dura realidad: que los niños esclavizados sufrían la misma opresión y deshumanización que los adultos.
La esclavización les robaba su infancia y les sometía a condiciones extremadamente adversas desde una edad temprana.
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¿Hablar de la violencia es reproducirla?
Una reflexión ética.
Hablar de la violencia en la esclavización es una cuestión ética que puede abordarse de diferentes maneras. 1. La primera aproximación pone la violencia en el centro de la narrativa, reconociendo que la esclavización fue una experiencia dolorosa y trágica para las víctimas. Esta visión busca visibilizar la violencia extrema del sistema esclavista y resaltar las historias de sufrimiento de las personas esclavizadas.
2. La segunda visión pretende resaltar dimensiones adicionales de la experiencia de las personas esclavizadas. Aquí se incluyen historias de resistencia y resiliencia, que muestran que no fueron meras víctimas pasivas. Se busca evitar reducir su identidad únicamente a la de víctimas y reconocer la complejidad de sus experiencias.
¿Hablar de la violencia es reproducirla?
Una reflexión ética.
Es importante tener en cuenta que ambas aproximaciones tienen sus fortalezas y limitaciones. Quienes defienden la primera, enfatizan en la necesidad de visibilizar la violencia extrema del sistema esclavista. En esta aproximación, las historias excepcionales que terminaron con el triunfo de los esclavizados son más agradables de escuchar, pero pueden conducir a la minimización, al olvido o a la justificación de estas violencias del pasado. Se argumenta que debemos enfrentar la incomodidad de nuestro pasado violento.
En la segunda visión se cree problemático reducir a las personas esclavizadas a su única condición de víctimas pasivas. No solamente porque sus experiencias fueron efectivamente más complejas, sino porque, en el presente, la focalización exclusiva sobre la violencia extrema puede llegar a producir sentimientos de humillación, vergüenza y dolor.
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Al contar historias de la esclavización, es necesario recordar siempre que las personas esclavizadas fueron individuos con experiencias y sentimientos propios, y que su historia debe ser tratada con sensibilidad y cuidado para evitar de reproducir, una vez más, la deshumanización y la trivialización de su sufrimiento.
Contar las historias de la esclavización desde un lugar respetuoso implica incluir en las investigaciones aspectos éticos que sobrepasen “objetividad” que se exige en la academia. Se debe tener cuidado no incluir detalles que puedan prestarse a la revictimización, el juicio o la apología de la violencia. Entender la historia desde un lugar responsable implica evitar reproducir estereotipos sobre las personas esclavizadas que impliquen justificar la condición de esclavización a la que fueron sometidas.
En este sentido, se debe desarrollar una sensibilidad ética que permita reconocer el sufrimiento de las personas esclavizadas, sin reducirlas únicamente a su condición de víctimas.
Finalmente, los relatos históricos no deben solamente honrar la dignidad y la humanidad de aquellos que fueron esclavizados, sino que deben ser escritos con respeto y empatía hacia sus descendientes en la actualidad.
Alyn Bastiam Bosa
Mosquera Nuguerol y Sotelo, Juan de. “Libro de Actas de Consiliatura 1667 - 1719”. Universidad del Rosario: Archivo Histórico, 1668. Caja 2, folios 166-195. http://repository.urosario.edu.co/handle/10336/10561.
Polo Caballero, Martín. “Escritura de venta de los esclavos Francisco y María Antonia por Martín Polo Caballero”. Universidad del Rosario: Archivo Histórico, 1738. Caja 3, folios 337-342. http://repository.urosario.edu.co/handle/10336/11362.
Rodríguez Raygada, Sebastián. “Escritura de venta del esclavo Francisco por Sebastián Rodríguez Raygada”. Universidad del Rosario: Archivo Histórico, 1736. Caja 3, folios 314-315. https://repository.urosario.edu.co/items/6c848ad5-a6b1-4194-b134-58567ec172e5/full.
Sotomayor, Cayetano. “Expediente sobre donación y avalúos de la hacienda de San Miguel”. Universidad del Rosario: Archivo Histórico, 1801. Caja 91, folios 615-622. http://repository.urosario.edu.co/handle/10336/14094. E06 N056 Ej.1
Referencias
Angarita, José. “Escritura de venta de la esclava María Antonia por José de Angarita a Francisco de Soto”. Universidad del Rosario: Archivo Histórico, 1736. Caja 3, folios 318-320. http://repository.urosario.edu.co/handle/10336/11358.
Campo, Francisco. “Escritura de venta del esclavo Francisco por Francisco del Campo”. Universidad del Rosario: Archivo Histórico, 1736. Caja 3, folios 316-317. https://repository.urosario.edu.co/handle/10336/11357.
Florido, Diego. “Escritura de venta de la esclava María Antonia por Diego Florido”. Universidad del Rosario: Universidad del Rosario, 1738. Caja 3, folios 321-324. http://repository.urosario.edu.co/handle/10336/11359.
Ledesma, Miguel Francisco de. “Escritura de venta del esclavo Francisco por Miguel Francisco de Ledesma”. Universidad del Rosario: Archivo Histórico, 1730. Caja 3, folios 309-313. https://repository.urosario.edu.co/items/97fd52e7-c8f7-418d-b99a-48ec3a63c4f2. Fuentes primarias
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Referencias
Navarrete, María Cristina. Génesis y Desarrollo de la Esclavitud en Colombia. Siglos XVI y XVII. Cali: Programa Editorial Universidad del Valle, 2005.
Patterson, Orlando. Slavery and Social Death. Londres: Harvard University Press, 1982.
Valdés, Dennis N. “The Decline of Slavery in Mexico”. The Americas 75, núm. S1 (2018): 167–94. https://muse.jhu.edu/article/714749. Burgos Cantor, Roberto, ed. Rutas de libertad. 500 años de travesía. Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana, Ministerio de Cultura, 2010.
Díaz Díaz, Rafael Antonio. “Entre la cohesión y la disolución: la familia esclava en el área urbano-regional de Santafé de Bogotá, 1700-1750. Estudio preliminar”. Memoria Y Sociedad 1, núm. 12 (2014): 5–18. https://revistas.javeriana.edu.co/index.php/memoysociedad/article/view/7598.
———. Esclavitud, región y ciudad: el sistema esclavista urbano-regional en Santafé de Bogotá, 1700-1750. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 2001.
Egido Fernández, María Cristina. “Léxico de la esclavitud en documentación americana: relaciones de bienes (siglos XVII-XVIII)”. Revista Internacional de Lingüística Iberoamericana 10, núm. 2 (2016): 27–47. http://www.jstor.org/stable/23722469. Fuentes secundarias